El Ángelus es sin duda la obra maestra de Millet. En la imagen aparecen dos campesinos orando, ambos con las cabezas agachadas, entre medias se aprecia una cesta llena de frutos de la cosecha, a la izquierda del campesino una horca clavada en la tierra y detrás de la mujer una carretilla. La escena representada tiene lugar en el atardecer, con el cual el pintor busca la iluminación mediante luz natural, el claroscuro y el contraste de luces y sombras.
Jean- Francois Millet, pintor realista francés convivió gran parte de su vida con campesinos y conocía por tanto sus condiciones de vida, emplea colores suaves para el campo y más oscuros para representar a los personajes.
Dos dudas importantes se plantearon, ¿Por qué Millet lama “El Ángelus” a este cuadro que está pintado a la puesta de sol y no a las 12 del mediodía, hora en la que tenía lugar su oración? Y, ¿Por qué la escena transmitía tanto grado de tristeza? Esas mismas preguntas se hizo otro de los genios de la pintura, Salvador Dalí, hasta el punto de obsesionarse con la pintura cada vez que la miraba.
Las reproducciones de esta obra decoraban numerosos cafés y hogares de Paris, convirtiéndose en uno de los cuadros más conocidos en la capital francesa. Dalí comenzó a indagar para intentar buscar respuestas a sus dudas, comenzando por la cesta que aparece en la parte central e inferior de la imagen, los dos campesinos al agachar la cabeza dirigían sus miradas a la que en principio parece una simple cesta llena de frutos, pero sin embargo él era capaz de percibir algo más, de esta forma fue desarrollando su investigación, que posteriormente se conocería como: “El mito trágico del Ángelus”.

A base de insistir el pintor catalán consiguió que el cuadro fuera sometido a estudios de rayos X, con el objetivo de observar todas las capas de pintura, sus presentimientos se confirmaron, en el lugar que aparecía la cesta, fue pintado en principio un misterioso ataúd infantil en el que seguramente se encontraba el hijito de la pareja.
Al parecer Millet habría querido primero pintar la muerte de un niño, que es despedido sólo por sus padres, una escena desoladora que quizás respondía a una crítica a la deshumanización de los procesos productivos que en ese tiempo se imponían con fuerza en el campo, pero al parecer el pintor francés había tapó el ataúd porque se había enterado que eso no sería del gusto de las nuevas modas parisinas.
La intuición de Dalí, la cual pudo corroborar con esa radiografía, lo llevó a desarrollar su método de la crítica – paranoica, y lo representó posteriormente ”a su manera”.

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